Siguiendo con la explicación sobre qué es la visión sistémica, hoy te voy a explicar en qué consiste esto de las 3 leyes sistémicas.
Sobre todo para entender bien la importancia de los principios sistémicos descubiertos por Bert Hellinger. Se considera entonces que la empresa está viva y saludable cuando tenga en cuenta que, cada uno de sus miembros tiene igual derecho a tener su puesto dentro del sistema, a mantener el orden correcto de posiciones dentro del sistema, y por último, que en cualquier intercambio tiene que haber un adecuado equilibrio entre el dar y el recibir.
Veamos cómo puedes aplicar con consciencia las 3 leyes en tu empresa y así consigas detectar las posibles desavenencias sistémicas que se puedan estar dando ahora mismo.
Empecemos por la primera.
1ª LEY: La ley a la pertenencia
La primera ley sistémica nos dice que todos los elementos de un sistema tienen derecho propio a formar parte del mismo, y por consiguiente, a que se les reconozca y valore.
Eso significa que es de vital importancia tener en cuenta a todos los miembros de la empresa tanto a los fundadores, a las personas que actualmente la están liderando, como a todas las personas que han contribuido con su esfuerzo o han tenido una relevancia especial para el crecimiento o supervivencia en la historia de la misma. Y no sólo personas. También valores esenciales que han representado o representan un importante elemento, al que hay que darle su verdadero lugar.
Una empresa ordenada o sana, se dirige hacia el futuro cuando tiene en cuenta y reconoce la memoria de sus fundadores, valores y los esfuerzos de tanta gente que ha hecho posible que la empresa esté en el lugar actual en el que se encuentra. Ese reconocimiento del pasado es para la empresa una fuerza que apoya el desarrollo futuro de la misma.
Te propongo que realices el siguiente ejercicio para que puedas comprender esta primera ley con mayor facilidad: sitúate en tu empresa y reconoce todas las personas, conocimientos, valores y fuentes que te han permitido estar ahora donde estás. Siente la fuerza que eso te aporta para realizar tu trabajo.
El derecho a la pertenencia implica que todos los miembros del sistema, con independencia de su posición en el mismo, tienen derecho a ser reconocidos y valorados igualmente. Aunque cada uno ocupa su posición y es diferente, tienen derecho a la misma valoración. Ese derecho no se refiere únicamente al pasado, pero sí que ciertas dinámicas disfuncionales del sistema tengan que ver con algo del pasado que ha sido ignorado o no suficientemente reconocido.
Por ejemplo, haz este otro ejercicio: revisa a quién o a qué elementos de tu empresa puedes no estar dando el reconocimiento o lugar que se merece. Mira qué pasa en ti y en en él/ella cuando haces algo para subsanar ese déficit de reconocimiento.
2ª LEY: La ley de orden jerárquico (de lugar y jerarquía)
Cada elemento de la empresa tiene su lugar y posición según un orden jerárquico. A parte de que cada uno tiene el derecho de pertenencia, cada uno tiene su importancia, y por tanto su lugar con respecto a los demás y con respecto a los objetivos del sistema.
La jerarquía entre los elementos se genera en función de estos 4 factores:
-la importancia con respecto al objetivo
-el orden de llegada, o de antigüedad
-especificaciones especiales del elemento
-compromiso o vinculación
La persona o elemento que vela por la supervivencia del sistema y crea la estructura para que dicho sistema subsista ocupan el primer lugar en la jerarquía. El que se encarga del desarrollo interno del sistema, ocupa la segunda posición, y así en adelante. Cuando cada elemento está en su lugar dentro del sistema, la empresa está tranquila y puede funcionar adecuadamente. Cuando las personas no están en su sitio, todo el sistema lo padece.
Hagamos otro ejercicio para revisar esta ley: en mi trabajo o empresa, ¿estoy plenamente en mi posición? ¿Ocupo plenamente mi puesto? ¿Actúo de más o de menos de lo que me corresponde?
3ª LEY: La ley de equilibrio entre el dar y recibir
El intercambio energético (dar y recibir) entre todos los elementos del sistema debe estar en equilibrio. Cada uno dentro de su puesto contribuye con su trabajo y recibe de la empresa un continuo intercambio que puede ir creciendo a lo largo del tiempo. La forma de recibir de la empresa, no sólo es a través del salario, también a través de incentivos, promociones y otras formas de valorar y reconocer la función que uno realiza.
Cuando hablamos de intercambio, a parte de la empresa con sus trabajadores y viceversa, también nos referimos al de la empresa como un todo, con respecto a sus clientes, proveedores, entorno, etc… Por tanto, el intercambio, en una empresa sana y vital, tendrá que ser constante, dinámico y creciente, no sólo en cantidad, sino también en calidad.
Una empresa que lleva muchos años en funcionamiento se ha vuelto por sí misma importante, porque a través de este intercambio está conectada con muchas familias, gente que dio el mejor de sus esfuerzos para la empresa.
Cabe decir, que a veces ese intercambio entre la empresa y su entorno se agota. La organización ya no es capaz de cumplir los fines para los que fue creada, y es hora de acabar. Aprender a disolverse y dar paso a lo nuevo es una cuestión sistémica de no poca envergadura.
Como ejercicio te propongo que imagines en tu puesto de trabajo y puedas reflexionar entorno a ese equilibrio entre el dar y recibir: ¿estoy dando lo mejor de mi a la empresa? ¿me siento en deuda con algún miembro de la empresa? o ¿siento la necesidad de que me deben algo?
Espero que te haya sido útil, para que puedas progresar con éxito y armonía en tu empresa familiar! Y sin duda, recuerda que si te ha surgido alguna duda y quieres preguntarme, puedes rellenar el formulario aquí abajo, o escribirme a hola@noemibatlle.com.